Nº 18 | Poesía | Terror | 124 versos | Kol Ovalle | Chile

Tenemos la noche

de nuestro lado.

Es lo último que nos digo.

Algo en mí se derrumbó.

Como un tallo enfermo,

apestado,

como carne que cede

al deseo

bajo su propio peso.

¿Este es el precio?

Dijiste.

Y el enigma cedió

fértil.

Entonces el jadeo inconstante,

este sueño que no me alcanza,

contrario a mi culpa

que se estanca

en una esquina.

Decido huir.

(quisiera oírte

desatar quejas,

como antes).

Corro.

Abro tierra a mi paso.

Los ramajes golpean,

desgarran mi enagua,

arañan mi vientre…

sé que buscan

−como tú−

retener mi capullo,

hundirme en tu fosa.

¿Es tu savia la que

rezuma tibia,

gotea lenta,

me embalsama la entrepierna

como si aún

me dieras

un último calor?

Las manos,

en tierra a fondo.

Las uñas molidas,

las grietas, a ratos,

sangran,

te nutren.

Sigo.

Escarbo.

Te busco.

Las piedras me salpican

los ojos.

Fijos.

Negras y diminutas −pienso−,

tus pupilas,

fueron

como fragmentos,

desechos,

cenizas de lo que fuiste,

polvo

que amé.

Elevo la mirada:

el tronco se pudre.

Contigo.

Las hormigas el luto enfilan

de nuevo,

emergen zigzagueantes

desbordan la mortaja

donde habitas.

Recuerdo

el huerto que has sido

(quizás venenosa hiedra)

no supe

antes

preparar

mi terreno.

Sigo.

Escarbo.

Te busco.

Escarbo

más profundo.

Tus raíces alcanzan larvas,

gusanos sellan tu boca,

se mueven en túneles,

tejiendo

nuestro olvido.

¿Que si temblaste?,

creo escuchar.

Soy yo la que tiembla,

desde la luna nueva.

El ciclo se completa en podredumbres,

mes a mes,

porque sostengo parte de ti.

Los insectos han hecho lo suyo.

Enjambres rodean tus musgos,

roncan secretos.

Pongo oído.

Un latido mudo.

Un eco que retumba en mis huesos.

Tú,

criatura

sepulcro.

Tu piel,

ahora corteza,

se agrieta al tiempo,

como si aún

quisieras…

Tenemos la noche

de nuestro lado.

Es lo último que nos digo.

Aprenderé canciones para acunar,

bajo este follaje maldito,

brindo honores

al vientre bendito.

Sea flor y fruto

enraizado en mi canela

donde lo hecho reverbera.

Your email address will not be published. Required fields are marked *

*